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Entonces, ¿quién eres?

Enviado por ramiro. Post original aquí: http://contextualscience.org/so_who_are_you

 

Este ejercicio de de-fusión fue enviado por Hermann Meyer el 29 de Noviembre de 2006.

Aquí está uno de los mejores

Que me he encontrado:

“Entonces, ¿quién eres?”

El testimonio de la conciencia puede persistir a lo largo de la vigilia, del sueño y del sueño profundo. El Testigo está siempre disponible en cualquier estado, incluyendo tu estado actual de conciencia en este mismo momento. Por eso voy a hablarte en este estado, o trataré de hacerlo, utilizando lo que en Budismo se conoce como “señalar instrucciones”. No voy a intentar inducirte un estado diferente de conciencia, un estado “no ordinario”. Simplemente voy a señalar algunas cosas que ya están teniendo lugar en tu estado presente, normal y natural.

Empecemos por darnos cuenta del mundo a nuestro alrededor. Mira al cielo y, simplemente, relaja tu mente; deja que tu mente y el cielo se mezclen. Observa las nubes flotando. Observa que esto no requiere ningún esfuerzo por tu parte. Tu conciencia en el presente, donde esas nubes están flotando, es muy sencilla, muy fácil, es espontánea y no requiere esfuerzos. Simplemente, date cuenta de que hay una conciencia de las nubes sin esfuerzo. Lo mismo ocurre con esos árboles, esos pájaros y esas rocas. Tú, sencillamente y sin esfuerzo, eres testigo de ellos.

Ahora vuélvete hacia las sensaciones de tu propio cuerpo. Puedes ser consciente de cualquier sensación que esté presente en tu cuerpo –tal vez la presión sobre el lugar donde estás sentado, tal vez el calor en tu barriga, o quizás cierta tirantez en tu cuello- Pero incluso si esas sensaciones son fuertes y tensas, tú puedes fácilmente, ser consciente de ellas. Esas sensaciones aparecen en tu conciencia presente y esa conciencia es muy sencilla, fácil, sin esfuerzo, espontánea. Tú, simplemente y sin esfuerzo, eres testigo de todo eso.

Mira a los pensamientos que surgen en tu mente. Puede que localices diferentes imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas y miedos, surgiendo espontáneamente en tu conciencia. Aparecen, están un instante y pasan de largo. Esos pensamientos y sentimientos surgen en tu conciencia presente y esa conciencia es muy sencilla, sin esfuerzo, espontánea. Tú, simplemente y sin esfuerzo, eres testigo de todo eso.

Entonces, date cuenta: puedes ver las nubes flotando porque tú no eres esas nubes –eres el testigo de esas nubes-. Puedes notar las sensaciones de tu cuerpo porque tú no eres esas sensaciones –eres el testigo de esas sensaciones-. Puedes ver pensamientos flotando porque tú no eres esos pensamientos –eres el testigo de esos pensamientos-. Espontáneamente y naturalmente, esas realidades surgen, por sí mismas, en tu conciencia presente y sin esfuerzo.

Entonces, ¿quién eres tú? No eres los objetos de fuera, no eres tus sensaciones, no eres tus pensamientos –tú eres consciente, sin esfuerzo, de todas esas cosas, por eso, tú no eres esas cosas-. ¿Quién o qué eres tú?

Repítete a ti mismo: Yo tengo sentimientos pero no soy esos sentimientos. ¿Quién soy? Tengo pensamientos pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy? Tengo deseos pero no soy esos deseos. ¿Quién soy?

Retrocede hasta la fuente de tu propia conciencia. Retrocede hasta el Testigo y permanece en el Testigo. No soy los objetos ni los sentimientos, ni los deseos, ni los pensamientos.

Pero la gente suele cometer un error. Se creen que si se quedan en el Testigo, van a ver algo o sentir algo –algo realmente claro y especial-. Pero no vas a ver ninguna cosa. Si ves algo, eso es precisamente otro objeto –otro sentimiento, otro pensamiento, otra sensación, otra imagen-. Pero todos esos son objetos; son lo que tú no eres.

No, mientras permaneces en el Testigo –dándote cuenta de que ‘yo no soy ningún objeto, no soy ningún sentimiento, no soy ningún pensamiento’- todo lo que observarás es una sensación de libertad, una sensación de liberación, una sensación de alivio –alivio de esa tremenda opresión para identificarte con esas endebles y finitas pequeñeces, tu pequeño cuerpo, pequeña mente y pequeño ego, todos ellos objetos que pueden ser vistos y, por eso mismo, no son el verdadero Vidente, el verdadero Self, el auténtico Testigo que es lo que realmente eres.

Así que no vas a ver nada en particular. Cualquier cosa que surja está bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones flotan en el cuerpo, los pensamientos flotan en la mente –y tú, sin esfuerzo, puedes ser testigo de todos ellos. Todos surgen espontáneamente en tu presente, fácilmente, sin un esfuerzo de conciencia-. Y esta conciencia-testigo no es nada específico que tú puedas ver. Sólo es una amplia sensación de fondo de libertad, de puro vacío y, en este puro vacío que tú eres, surge todo el mundo manifiesto. Tú eres esa libertad, esa apertura, ese vacío y no esa cosita diminuta que surge en él.

Desde esa conciencia vacía, libre, fácil y sin esfuerzo, observa cómo las nubes van surgiendo en el amplio espacio de tu conciencia. Las nubes van surgiendo dentro de ti –hasta el punto de que puedes probar las nubes, hacerte uno con las nubes-. Es como si estuvieran a este lado de tu piel, tan cerca están. El cielo y tu conciencia se vuelven uno y todas las cosas en el cielo están flotando sin esfuerzo a través de tu propia conciencia. Puedes besar el sol, engullir la montaña, tan cerca de ti están. El Zen dice: “Bébete el Océano Pacífico de un solo trago”, y es lo más fácil del mundo cuando dentro y fuera ya no hay dos, cuando el sujeto y el objeto no son una dualidad, cuando el observador y lo observado son Un Solo Sabor. ¿Te das cuenta?

© 1999 Ken Wilber

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